Sunday, March 30, 2008

PARA QUE NUNCA MAS


Parada, Guerrero y Nattino
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La ceremonia conmemorativa del vigésimo aniversario del secuestro y degollamiento de José Manuel Parada, Manuel Guerrero y Santiago Nattino da cuenta de que el paso del tiempo no ha borrado la infame huella represiva de la dictadura.
Veinte años después sigue estremeciendo la brutalidad con que un servicio represivo secreto de Carabineros -la Dicomcar-, que respondía directamente a su entonces general director, César Mendoza, terminó con sus vidas. Los tres fueron secuestrados a plena luz del día -torturados- y sus cuerpos arrojados en la vía pública con la complicidad nocturna.
De nada valieron entonces las múltiples acciones para lograr que fueran liberados. Mendoza, incluso, dijo -con la levedad que caracterizó su vida pública- que habían sido “los comunistas”. Entonces y ahora sabemos que ese argumento fue un insulto a la dignidad de los chilenos. Parada, Guerrero y Nattino eran militantes comunistas, pero eso nunca podría justificar -menos “explicar”, como argumentaron los civiles partidarios del pinochetismo- la forma inhumana en que los mataron.
Parada y Guerrero tenían poco más de 30 años y su actividad era pública. José Manuel Parada, hijo de los notables actores Roberto Parada y María Maluenda, cumplía funciones en la Vicaría de la Solidaridad y Guerrero -que acababa de volver de su segundo exilio- era dirigente del magisterio y profesor en el Colegio Latinoamericano, en Providencia, de cuyo acceso fue apañado junto con Parada en la mañana del 29 de marzo de 1985. Nattino hacía años que no tenía militancia activa y trabajaba en forma independiente.
El juez José Cánovas Robles fue designado ministro en visita por la Corte de Apelaciones de Santiago. Su valiente y meticulosa investigación derivó, solo cuatro meses después, en la caída de Mendoza (“se está desgranando el choclo”, dijo el general) y el desmantelamiento de la Dicomcar. La propia CNI, sucesora de la DINA, aportó a la investigación, quizá para no seguir cargando con tanta sangre.
Pero no hubo justicia de inmediato. Al poco tiempo de la salida del jefe de Carabineros, la Junta dictó la llamada “ley Mendoza,” que permitía a toda figura pública “investida de dignidad” no declarar en los tribunales, sino que el juez debía apersonarse en el domicilio que aquella fijase.
Solo el retorno de la democracia permitió avances sustanciales en el caso. En 1994 el ministro en visita Milton Juica -quien reemplazó a Cánovas- dictó seis cadenas perpetuas, que la Corte Suprema dejó en cinco, las que recayeron en oficiales y suboficiales de Carabineros destinados a la Dicomcar.
El monumento en el mismo sitio donde fueron hallados los cuerpos, recuerda a las chilenas y chilenos que la lucha por verdad en los casos de las violaciones de los derechos humanos, la concreción de la justicia y la reparación -en lo que humanamente es posible- forman parte de las tareas permanentes de nuestra democracia....

Wednesday, March 26, 2008

Cándidos....




En busca de Cándidos.... Relación acerca del nacimiento de la canción “Cándidos” de José Seves de Inti Illimani Histórico El encuentro con el libro “El Otoño del Patriarca” de García Márquez estuvo interceptado por varios obstáculos que no me permitían pasar de la segunda página. Primera vez me topaba con una prosa que contenía una ansiedad dislocada, que parecía viajar sin destino por aspectos inconexos, por una madeja desordenada saltando de una hebra a otra con contenidos ya distantes del comienzo. Esa fiebre, ese atarantarse contando estaba determinado por la falta absoluta de puntación. Me detuve en la lectura y abandoné varias veces desconcertado postergando esa necesidad de leer literatura latinoamericana que era uno de los puentes que no debían romperse con el largo exilio. So pena de irse cortado como un volantín sobre los techos del mundo. Hasta que de pronto y sin saber fui encontrando la hebra del relator, comencé a sentirle el pálpito y su contar atropellado como si se le agolparan las historias en la boca ansiosa, y ubicarlo como una persona que había vivido largos años de dictadura, la misma que había vivido su padre y aun su abuelo y que posiblemente lo vería morir. Entré en un templo donde pude compartir mis penurias que en ese tiempo ya sumaban siete años de destierro y pesaban como dos eternidades. El libro me sedujo y me atrajo a su intimidad por unos tres años, en que en medio del avatar de las largas giras del Inti Illimani volvía a anotar y a descubrir la posibilidad cierta de hacer canciones e incluso de hacer una obra musical con dos historias centrales que allí había. En verdad lo primero que me conquista es sentir, claramente, párrafos que perfectamente podían funcionar como estrofas, muchas veces de estructuras caprichosas. Textos en prosa que contenían musicalidad, juego de acentos, cojeras de ritmo y que me llevaban a leerlas en voz alta y convencerme que allí había una estrofa invitando a musicalizarla. El resto del tema o de la historia que se asomaba estaba allí aunque había que adecuarla a la estructura encontrada. Así seleccioné unos 20 temas posibles de reducir hasta hacerlas canciones. Pero luego agregué una selección de textos que contaban esas dos historias que eran la de Manuela Sanchez, la Reina de la Belleza del Barrio de las Peleas de Perros, una flor de población que le cautiva el corazón al dictador y que le demuestra la verdad cruda de que él nunca sabría morir de amor y la historia de ese pobre infeliz que por desgracia infinita de parecerse a él le tocó padecer el oficio de impostor. Esa era la historia de su doble: Patricio Aragonés. Fue para mí un modo de acercarme a vivir la vida de mis compatriotas que vivían en Chile bajo la dictadura y sus políticas de terror. En sueños me parecía traspasar la frontera para internarme clandestino en los territorios recorridos de mis barrios o en los bosques de Valdivia. Pero luego compensaba el entusiasmo al comprobar, por las noticias que relataban acerca de los tormentos y las crueldades cometidas por los nazis chilenos, que la realidad dejaba chiquita a la fantasía del gran maestro. Los pueblos bajo dictadura naturalmente están pendientes de construir fortalezas de esperanza de un pequeño signo, contestación o repudio y levantar entusiasmos porque una tos excesiva del dictador, por se escuchó que dijeron…, porque un tropiezo suyo podía dejar ver la maravilla de un pequeño intersticio de libertad. Eso parecía un espejo de lo que yo estaba viviendo. Sucedía también en el libro repetidas veces que el pueblo iba organizándose y oponiendo una resistencia tenaz que parecía irrefrenable y que luego él lograba desbaratar. Lo más inquietante era que el dictador luego afinaba su sensibilidad y lograba adivinar las intenciones antes que se posaran en las mentes de la gente que conspiraba por su libertad. En las repetidas lecturas de esta obra pude deducir que cada vez que ocurría una derrota de las expectativas populares que generalmente terminaban con una tragedia que golpeaba a mucha gente con la mayor crueldad y donde el pueblo y sus cabezas quedaban diezmados, el relato caía luego en una serie de adjetivos que trataban de alcanzar la profundidad del drama pero siempre aparecían las palabras esdrújulas y estas al repetirse iban cubriendo el contenido hasta hacerlos insulsos, sarcásticas, tragicómicas dejando lejos el dolor de lo ocurrido o por llo menos conteniéndolo. Asimismo pude corroborar en varios ejemplos de canciones que usan esdrújulas para hablar de situaciones tristes y hasta terribles pero que con la magia de esta acentuación pasan por algo más liviano y trivial. Están los ejemplos en Joan Manuel Serrat y en Chico Buarque en “La Construcción”. El tema musical luego nació buscando un apoyo en el estilo samba de la música brasileña, pero al poco andar cuadró en el ritmo que teníamos, Horacio Salinas y yo, en la obsesión y que estábamos madurando como intérpretes: el landó Peruano. La orquestación del preludio instrumental lo dirigió Horacio Salinas poniéndole un dejo de melodía de chachachá en la flauta no obstante el ritmo sea ternario. Eugenio Llona aportó a mi texto dos ideas que amarran el contenido del estribillo y su llamado: “Libera tu rabia, Cándido, tu vieja ternura úsala”. La solución del final vino como anillo al dedo: un rápido festejo invitando a bailar, al carnaval a pesar de todo, música como sanación, como liberación tal como sucede en tantas fiestas en la vida real de nuestro continente.

Wednesday, March 19, 2008

Tuesday, March 11, 2008

Un planeta llamado Víctor Jara


El 22 de septiembre de 1973 en Crimea, el astrofísico soviético Nikolai Stepanovich Chernykh descubre un nuevo asteroide (o mejor dicho: un "planeta menor") en nuestro sistema solar. Entre Marte y Júpiter. Inicialmente bautizado "1973 SO2" poco después se lo llamó "2644 Víctor Jara" ...


Mas información : ssd.jpl.nasa.gov/sbdb.cgi...